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Bacterias intestinales de la madre pueden determinar la salud del hijo

Por su enorme capacidad metabólica, se ha considerado a la microbiota como un “órgano” imprescindible para la vida y con influencia en la salud y la enfermedad.

La llave maestra de la salud nutricional tanto de adultos como de niños. Así de importante es la microbiota, el conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, arqueas, virus y parásitos) que conviven simbióticamente con el organismo humano, constituyendo una comunidad que se relaciona con nuestras células desde el nacionamiento, evolucionando en el tiempo y adaptándose a los cambios. 

«Por su enorme capacidad metabólica, se ha considerado a la microbiota como un ‘órgano’ imprescindible para la vida y con influencia en la salud y la enfermedad. Su composición presenta particularidades y características propias de cada individuo, pudiendo variar en función de la base genética, la dieta y la interacción con el medio ambiente», asegura María Alexandra Texeira, magister en nutrición y dietética y una de las expositoras de la Jornada Internacional de Nutrición Clínica que se realizará este 26 y 27 de abril en Santiago.

¿De qué manera influye en la lactancia materna? Texeira asegura que tradicionalmente se ha considerado que la leche humana era estéril, aun a pesar de la inexistencia de trabajos científicos que avalaran tal esterilidad. Sin embargo, en los últimos años se ha puesto en evidencia que la leche materna es una fuente de bacterias mutualistas y potencialmente probióticas para el intestino infantil, constituyendo uno de los factores claves en la iniciación y el desarrollo de la microbiota intestinal del neonato y los mecanismos de defensa inmunitaria, al tiempo que protege contra microorganismos nocivos.

«Al final de la gestación y durante la lactancia, se ha descrito una elevada tasa de traslocación bacteriana desde el intestino hacia los ganglios linfáticos mesen­téricos, primero, y a la glándula mamaria después, lo que podría contribuir a enriquecer la microbiota de la leche con bacterias de origen intestinal. En las muje­res lactantes se han evidenciado bacterias circulan­tes asociadas a células del sistema inmune, tanto en la propia leche como en sangre periférica, además de una gran cantidad de ADN bacteriano libre», agrega la nutricionista clínica.

Hay que recordar que el feto es un ser vivo cuyo sistema inmunológico está suprimido para evitar respuestas inmunológicas exageradas autodestructivas durante el embarazo, y que el estrés del parto libera al sistema inmunológico del recién nacido para comenzar a producir sus propias defensas, aunque con ciertas deficiencias.

«La leche materna, juega un papel principal en la formación de la composición de la microbiota neonatal y los mecanismos de defensa inmunitaria», explica María Alexandra Texeira.

Por su parte la vocera y miembro de la Directiva Nacional del Colegio de Nutricionistas de Chile, Gabriela Tranchino, señala que la leche humana contiene bacterias que son beneficiosas para la salud del bebé.

«La madre traspasa, a través de la leche materna, estas bacterias que protegen al bebé contra un gran número de enfermedades, sobre todo infecciosas, además de fortalecer su sistema inmune. Se ha descrito en los últimos años que la leche materna contiene más de 700 tipo de bacterias, siendo las más presentes las del género bifidobacterium y Lactobacillus«, comenta.

Para la madre también es beneficioso, agrega la especialista, puesto que la glándula mamaria de la mujer lactante contiene una microbiota fisiológica propia, dominada por estafilococos, estreptococos y bacterias lácticas. Sin embargo, existen diversos factores que pueden conducir a una mastitis.

«Se está estudiando cómo la administración oral de cepas de Lactobacillus aisladas de la leche materna, puede ser una alternativa o un complemento para el tratamiento de la mastitis, por sobre la opción a la antibioterapia y cómo la administración oral de lactobacilos realmente puede conducir a su presencia en la leche materna».

Rol protector

Los bebés amamantados tienen un menor riesgo de desarrollar infecciones del tracto respiratorio, dermatitis atópica, asma, obesidad, diabetes tipo 1 y 2, enterocolitis necrosante, gastroenteritis y síndrome de muerte súbita del lactante. «La microbiota intestinal del lactante se ha asociado con los resultados del neurodesarrollo y puede desempeñar un papel en el desarrollo cerebral temprano», dice la especialista.

«Recientemente se ha descrito la existencia del eje cerebro-intestino, que conecta el sistema nervio­so central con la microbiota intestinal a través del nervio vago, el sistema parasimpático, los metabo­litos bacterianos que pueden tener acciones como neurotransmisores y el sistema endocrino asociado al tracto digestivo. Así pues, además de las enfer­medades que clásicamente se han relacionado con alteraciones en la microbiota, como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades inflamatorias del intestino y las alergias, últimamente también se ha relacionado otras patologías del sistema nervioso central, como el autismo, la ansiedad, la depresión y la dependencia alcohólica», explica la magister en nutrición.

«El intestino del bebé es prácticamente estéril hasta la ruptura del saco amniótico. Por lo que las bacterias a las que esté expuesto en los primeros momentos de su vida, estarán estrechamente relacionadas en la salud, nutrición y metabolismo de este futuro adulto», añade Tranchino.

 

Fuente: https://www.df.cl/portafolio_salud/panorama/bacterias-intestinales-de-la-madre-pueden-determinar-la-salud-del-hijo/2018-04-25/131345.html

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